Contribuyendo al fin del sinhogarismo

Techô: un faro de luz en momentos de oscuridad

En un mundo donde las dificultades cada vez son mayores, existen momentos de esperanza y solidaridad que nos recuerdan la fuerza de las personas. Asociaciones como Mundo Justo, funcionan como un faro de luz en la vida de las personas que están atravesando momentos de dificultad.

Desde 1999, Mundo Justo ha sido una gran familia para personas y colectivos en situaciones vulnerables, gestionando pisos de acogida y programas ambulatorios. Actualmente, colaboran con techô para que el sinhogarismo sea un desafío superable, demostrando que el cambio es posible cuando unimos nuestras fuerzas.

Por otra parte, el Centro de Día Teena María, gestionado por Mundo Justo, es un refugio donde las personas en situación de sinhogarismo pueden «recargarse» de energía, celebrar momentos especiales y, sobre todo, sentirse parte de una comunidad que los acoge y valora.

Entre las muchas historias de transformación y superación que nacen en estos espacios, destaca la de Javier, cuyo testimonio es una fuente de inspiración y una prueba del impacto positivo de estas asociaciones. Javier ha encontrado en el apoyo y la solidaridad de Techô, Mundo Justo y el Centro de Día Teena María, la luz al final de un largo túnel. Un lugar al que llamar hogar y en el que formar parte de una familia.

Javier nos recuerda que la esperanza florece incluso en los lugares más inesperados. Por ello, hoy queremos compartir un poema que ha escrito, para agradecer la labor de estas entidades y celebrar el esfuerzo de quienes, como él, han encontrado un nuevo camino:

«Mi camino se ha tornado difícil y angosto,

cada paso que doy es un reto y una prueba.

Más nada se nos concede sin luchar y a un costo,

es el precio a pagar por una vida nueva.

 

Busco sin cesar la felicidad prometida,

en su lugar sólo he encontrado desdicha y pena.

Ciego he estado todo este tiempo en un viaje que es de ida

pues lo que tanto ansío ha de encontrarse en la sonrisa ajena.

 

Son los tiempos del cerezo.

Con su flor anuncian la primavera,

en el brillo viven los recuerdos

y cuando caen un nuevo año espera.

 

Como ave fénix me gustaría renacer de mis cenizas

para volar donde la esperanza sane mis heridas.

Las cadenas que nos atan nunca son eternas,

el que persevera siempre cuenta con nueve vidas.

 

Aún en mi corazón el fuego danza.

El que se rinde ya ha perdido la guerra,

remando río arriba uno aprende a la vez que avanza

los sueños son el salvavidas al que uno se aferra.

 

Son los tiempos del cerezo.

En la belleza reside su grandeza,

fugaz es su reinado

pero la huella que dejan en el alma nunca merma.

 

Buen viaje!

Javier»

 

Desde Techô, queremos agradecer a Javier que haya compartido sus palabras con nosotros. También a todas las entidades, asociaciones y fundaciones que se suman a nuestra causa.

¡Juntos, estamos marcando la diferencia en la vida de personas como Javier!

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